Animalidad y parecido
Animalidad perceptiva y diferenciación de animalidades.
Si volvemos al discurso de Scruton, nos encontramos ante el Kantiano razonamiento que afirma que “el cuadro ideal no tiene por qué presentar una apariencia idéntica a la de su asunto [....], no es necesario que el artista se esfuerce por presentar una copia exacta de la apariencia del mismo”. Esta afirmación me lleva a detenerme aquí y preguntarme: ¿qué es una apariencia exacta? ¿no es acaso la apariencia una copia de una fracción espaciotemporal de la esencia? Y más si pensamos en un ejemplo como el que escoge Scruton: un retrato (concretamente el del Duque de Wellington). ¿No es factible, acaso, una descripción exacta de un “momento” peculiar y desconocido del objeto (alias sujeto, alias asunto)?.
Cuando un observador no encuentra parecido entre el
retrato y su retrato lo achacará antes a una incapacidad del pintor que a
su habilidad para captar un momento excepcional del retrato. Si ignora
que el retrato representa a fulano y no lo reconoce, su sorpresa al
enterarse, le llevará a comentarle a fulano que no encuentra parecido
alguno, dudando de la capacidad del artista, pero si se entera del
renombre o la calidad reconocida de éste tal vez comente: “ese día no
estaba inspirado” o, por el contrario “bueno, sí, algo sí que tiene” y
“lo que tiene” suele ser un aire de no se qué.
Si este mismo caso se diese con una fotografía,
nuestra engañosa creencia de que ésta refleja la realidad tal y como
es llevaría, lejos de dudar de la capacidad del fotógrafo, ni nada
semejante, a comentar, lisa y llanamente: “qué raro saliste aquí”. Y, es
curioso, en muchos casos he visto cómo el elogio al fotógrafo provenía
de su capacidad para presentar un aspecto inédito del sujeto
fotografiado, aunque ésto no sea más que un mérito propio de las
posibilidades de la técnica.
Me viene a la memoria uno de los “cuentos sin plumas”
de Woody Allen, en el que el protagonista sufre una crisis de
sentimientos hacia su pareja, sencillamente porque "desde cierto ángulo
de luz" le recuerda a una tía suya.
El problema del parecido y el reconocimiento de caras es más complejo de lo que pueda parecer, y de hecho, parece ser que tenemos un área cerebral específica para reconocer rostros (los autistas no la tienen igualmente activa, y han de reconocer los rostros como inspeccionarían cualquier otra categoría de objeto).
Parece ser que, del mismo modo que usamos pautas de
reconocimiento, también las asociamos o superponemos a rostros de
distintas personas, y se da más de una categoría, por lo que a menudo
encontramos parecidos entre personas que ni siquiera poseen rasgos
físicos visualmente semejantes. Las fotografías son reconocibles como
imágenes análogas a la realidad por estar inmersos en una cultura
plagada de imágenes, desde representaciones esquemáticas o simbólicas
hasta muy complejas. Sin esta información previa, no es tan sencillo
como nos parece reconocer la imagen registrada por una fotografía, y
ésta se vuelve cómplice de los engaños de la percepción, que la acepta
como huella indiscutible de la realidad (aunque creo que este criterio
está cambiando radicalmente en nuestra era de reconocidas manipulaciones
digitales al alcance de la mano de cualquiera).
Veamos, si no, una serie de fotografías de diferentes
personajes más o menos conocidos por todos que podemos asociar a
rostros emparentados por diferentes relaciones psicoperceptivas. El
viejo juego de los parecidos razonables entraña ciertas paradojas
curiosas desde la aparición de la fotografía, porque permite constatar
el parecido entre personas de diferentes épocas históricas a diferentes
edades, o incluso el escaso parecido entre fotografías de una misma
persona.
Se ha hablado, desde reflexiones más o menos sesudas
(Walter Benjamin, Roland Barthes, Peter Galassi...) de el poder de la
fotografía para reforzar nuestra memoria, reactivarla o congelarla.
Incluso de un cierto poder esotérico de devolver la imagen de los ya
muertos como si de su espíritu se tratase, aunque, en realidad, lo que
más fuertemente se constata gracias a la fotografía es cuán rápido
asumimos las novedades tecnológicas y las perspectivas que nos ofrecen y
qué lentamente en cambio asimilamos o somos conscientes de los cambios
que se producen en nosotros, incluyendo, paradójicamente, los debidos a
las nuevas perspectivas perceptivas que nos ofrecen la tecnologías
sensoriales, especialmente las auditivas y las visuales.
Tanto es así, que, a la vez que nos sorprendemos de
los cambios físicos que nos afectan a corto plazo, nos admira la
permanencia de los rasgos reconocibles, característicos, a pesar del
paso del tiempo, tal vez amparándose en las diferentes técnicas que
disimulan dicha transformación o tal vez por constatar la poderosa
persistencia de los arquetipos y de los rostros que prefabricamos al
conocer a alguien a quien seguimos viendo con asiduidad. Atañe no sólo
al reconocimiento visual de objetos sino al de caras, al parecer realizado, como hemos apuntado, en un área específica de nuestro cerebro relacionada con la capacidad de empatizar.
La existencia de la fotografía ayuda a reforzar estos planteamientos al poder apreciar las sutilezas cambiantes de un mismo rostro en distintos momentos o desde diferentes ángulos.
Esto está muy relacionado con los diferentes recursos
empleados por los actores, por ejemplo, para enviar mensajes a nuestra
percepción y que acepte el parecido con un personaje sin necesidad de
recurrir al maquillaje sino a actitudes corporales o expresiones (a
veces incluso reestructuraciones musculares)
faciales características de ese personaje (damos por hecho que
estaríamos de un personaje reconocido, y por tanto ante una imitación)
pero la fotografía demuestra desde que existe no sólo su asombroso
parecido con la realidad sino, casi inevitablemente, lo poco que la
realidad se parece a sí misma.
Y si hemos llegado a este punto desde la imagen animal como paradigma icónico es porque nuestra animalidad condiciona nuestro modo de percibir las cosas, especialmente nuestra propia animalidad, o si lo prefieren, espiritualidad.
Según nos resume el profesor Manzanero, de la
Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, se
combinan diferentes análisis y codificaciones perceptivas en el
reconocimiento de caras:
Profesor Antonio L. Manzanero.)
Así pues, el proceso de percibir una
cara, esto es, de interpretar las sensaciones procedentes del estímulo
complejo que es una cara, es probablemente uno de los más complicados
de entre todas las capacidades perceptivas. En primer lugar porque las
caras no solo están compuestas de diferentes rasgos que guardan una
configuración concreta, sino que además son dinámicas. El dinamismo de
una cara procede de su evolución a lo largo del tiempo, con la edad, y
de cada expresión emocional a corto plazo. La cara es una de las
estructuras anatómicas que más músculos posee y los elementos que
componen una cara (pelo, frente, cejas, ojos, nariz, boca, mentón...)
pueden adoptar formas y disposiciones diferentes.
Por otro lado, todas las caras (o
casi) están compuestas por los mismos rasgos y en disposiciones
similares, de modo que la diferencia entre una cara y otra es cuestión
solo de matiz, pudiendo encontrarse una variabilidad inmensa que va
desde caras muy diferentes a otras bastante semejantes.
Así pues podemos hablar de una variabilidad intrasujeto, relativa a la dinamicidad de la cara de una misma persona, y una variabilidad intersujetos,
procedente de las diferencias entre unas personas y otras. Sin
embargo, podríamos ser capaces de identificar a una persona de sesenta
años en una fotografía tomada cuando tenía treinta años o incluso diez.
La apariencia de esa persona es muy diferente en cada edad, pero
conserva una identidad que somos capaces de reconocer. Igualmente somos
capaces de reconocer a esa persona aun cuando adopte distintas
expresiones faciales.
Las primitivas o unidades básicas
serían los componentes más simples del objeto y se percibirían de forma
automática. Líneas rectas, curvas, orientaciones, etc. serían esas
primitivas para las que sabemos existen estructuras neuronales
específicas. Aunque también se ha demostrado que existen estructuras
neuronales específicas para el procesamiento de formas complejas en el
cortex inferotemporal (Tanaka, 1993). Incluso se han encontrado
neuronas que responden específicamente a información facial (Gross,
1992, 1994; Rolls, 1992; Rolls y Tovee, 1995; Wachsmuth, Oram y
Perrett, 1994). Estudios con resonancia magnética funcional (RMf) han
localizado tres áreas implicadas en el procesamiento de caras: el área facial fusiforme, el área facial occipital y el surco temporal superior (Clark,
Keil, Maisog, Courtney, Ungerleider y Haxby, 1996; Kanwisher,
McDermott y Chun, 1997; Puce, Allison, Asgari, Gore y McCarthy, 1996;
Rossion, Caldara, Seghier, Schuller, Lazeyras y Mayer, 2003). Una
lesión en estas áreas provocaría un déficit en el procesamiento de
caras que se denomina prosopagnosia, del que hablaremos más adelante.
Las principales teorías sobre el
procesamiento de caras proponen que éstas no se percibirían como una
colección de rasgos individuales, sino como un todo integrado, donde
los distintos rasgos se relacionan entre ellos, creando la impresión
particular de una persona. Algunos datos parecen avalar esta teoría.
Homa, Haver y Schwartz (1976) mostraron que el procesamiento de una
cara se ve facilitado en comparación con el procesamiento de un objeto.
Aunque, Tanaka y Farah (1993) encontraron que esta facilitación solo
se producía en el procesamiento de caras con estructura normal frente a
caras con rasgos descolocados. En la misma dirección, Moscovitch,
Winocur y Behrman (1997) hallaron que cuando se presentaba una
fotografía fragmentada a personas cuya percepción de caras era débil no
podían identificar que era una cara. Así, parecen ser actividades
distintas el procesamiento de los rasgos faciales y la identificación
de una persona (Benton y Allen, 1972). Los estudios de casos clínicos
de pacientes aquejados de prosopagnosia mostrarían la disociación entre
los dos tipos de procesamiento.
Por otro lado, pedir a un testigo que
describa a una persona implícitamente supone que detalle sus rasgos
faciales, tarea que sería posible si en la codificación se hubiera
seguido la estrategia a). Sin embargo, sabemos que la capacidad para
describir una cara es bastante escasa. Las investigaciones que se han
realizado para estudiar si las caras se procesan considerando sus
rasgos físicos (por ejemplo, Woodhead, Baddeley y Simmonds, 1983)
concluyen que no parece que inducir a los sujetos a analizar las caras
en sus características constituyentes sea una manera efectiva para
mejorar el reconocimiento de caras.
Por otro lado, diversas
investigaciones han encontrado que no todos los rasgos de una cara se
procesan de igual forma. Luria y Strauss (1978) encontraron que la
nariz, los ojos y la boca atraen la mayor parte de nuestra atención.
Mientras que Manzanero y López (2009) encuentran que la boca y los ojos
se reconocen mejor que la nariz. Por su parte, Laughery, Alexander y
Lane (1979) afirman que pocas personas dan importancia a las orejas en
su descripción.
Por otro lado, el sistema visual
humano está preparado para procesar frecuencias bajas, medias y altas
por diferentes canales (Campbell y Robson, 1968; Graham y Nachmias,
1971; Wilson y Bergen, 1979). Como se puede observar en la figura, las
frecuencias bajas permitirían percibir la configuración global de una
cara, mientras que los detalles permanecerían desdibujados. Las
frecuencias altas permitirían distinguir el detalle de los rasgos.
Algunos experimentos han tratado de evaluar qué frecuencias permitirían
identificar una cara, aplicando filtros para las frecuencias altas o
las bajas, de modo que se pudiera aportar algo más de información sobre
si efectivamente las caras se procesan de forma holística o por
rasgos. Si fuera correcta la teoría del procesamiento holístico, las
caras de frecuencias bajas se distinguirían mejor que las caras en
frecuencias altas. Harmon (1973) encontró que efectivamente las
imágenes de caras degradadas mediante la eliminación de las frecuencias
altas se reconocían sin demasiado problema, por lo que las frecuencias
altas solo aportarían información redundante.
(me he permitido insertar fotografías en el artículo
original de A.L. Manzanero a modo de pequeño experimento de retentiva
visual de caras y reconocimiento facial: la yuxtaposición de personajes
parecidos, aunque sólo sea por una especie de aparente parentesco
físico o psicológico ayuda a diferenciarlos, pero también a apreciar
los posibles parecidos; si alternamos la presencia de sus imágenes,
acabamos por saturar nuestros sitemas y buscar parecidos donde no los
veíamos o diferenciar radicalmente a quienes se nos antojaban fruto de
confusión)
Otra noticia curiosa al respecto, y muy directamente relacionada con la tecnología fotográfica, es digna de ser publicada en este post:
[Relacionado: Facebook se queda con tu cara]
Pero no nos perdamos en discutir si este tipo de aplicaciones son más o menos éticas, morales o legales; volvamos a la aplicación que adivina la edad. Sus creadores han creado un algoritmo que es capaz de desentrañar determinados aspectos de la foto de un rostro, como la posición de los ojos, los músculos, la cantidad de arrugas que tiene o la suavidad de su piel para dar un resultado. El programa no da un número exacto, sino que muestra un rango de edad aproximado: la edad mínima que cree que debe tener, la máxima y la estimada. Así, las probabilidades de acertar se multiplican.
Para crear este invento, los ingenieros han tenido que introducir en la base de datos de sus ordenadores cientos de miles de fotos de personas y junto a ellas, la edad que tenían los sujetos en ese momento. A partir de ahí, el algoritmo de la aplicación encontró una serie de correlaciones entre los rasgos anteriormente descritos (arrugas, posición de los ojos) y la edad. De esta forma, puede 'deducir' este dato de caras nuevas.
Este servicio, además, está disponible para otros desarrolladores y no para usuarios. Así, los que quieran probara el invento, tendrán que esperar a que por ejemplo Facebook añada esta función o a que una compañía (por ejemplo, una marca de cosméticos) monte una campaña de publicidad en Internet basada en esta curiosa aplicación
Pantallazo de la aplicación en funcionamiento (face.com)
¿Para qué podría servir?
Este sistema podría ser de gran ayuda para por ejemplo evitar que pérfidos adultos puedan acceder a chatear con menores. Podrían ser reconocidos como demasiado viejos y automáticamente expulsados. Y, por supuesto, para evitar que menores puedan visitar webs con contenido adulto o inadecuado o que quieran comprar determinados productos como tabaco o alcohol en máquinas.
Face.com no es, de todas maneras, un servicio 100% efectivo, pero cuando lo sea es muy probable que diferentes páginas web que ahora piden contraseñas a sus usuarios adopten sistemas de seguridad basados en el reconocimiento facial.
Y hay más. Porque el desarrollador anunció el año pasado que su software es capaz de reconocer cuándo una persona está feliz, ansiosa o triste analizando una imagen de su rostro. Esta información se podría utilizar para que nuestro ordenador pudiera ofrecernos de forma automática contenidos alegres para animarnos en caso de que notase a través de la webcam que estamos tristes, o sosegarnos con música si percibe que estamos nerviosos.
Un curioso experimento de percepción visual de rostros:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=py0aFi-3KSQ#!
Uno de los lemas lanzados hace años por el grupo poético Rompente, encabezado por el polifacético Antón Reixa, tenía forma de enigmático e irónico acertijo: “si se lle saca unha foto a un cadávere e sae movida ¿Quén ten a culpa? ¿ O fotógrafo ou o cadávere? “ Creo que la respuesta es evidente; el fotógrafo ve, el cadáver no. Hablar del punto de vista de un cadáver, además, es científicamente imposible, a no ser desde el campo de la óptica de sus ojos muertos.
Pero si hago una fotografía y afirmo que en ella veo lo mismo que vi cuando accioné el obturador, es muy fácil que los que me rodean observen la foto y digan: “Es verdad. Es la misma lámpara, la misma silla, la misma ventana con la misma luz”.
Y es más: si retiro el cadáver que había dentro del arcón y lo siento en la silla, puedo rodear su cabeza desde atrás, con mis brazos, y situar la misma cámara ante sus ojos. Puedo disparar. Y, después, a la vista de la copia, comentar:
“Es la misma lámpara, el mismo espejo, la misma luz, la misma mesa. Es lo mismo que el cadáver veía cuando disparé la foto”.
En caso de que un escéptico me comentase, sonriendo, “es mentira, un cadáver no ve nada”, yo, seguramente, abandonaría taciturno la reunión preguntándome qué es lo que ve un cadáver.
Un verbo transitivo y un sujeto imposible. Sintácticamente funciona y, contemplando la foto, pienso que puedo decirme: “Un cadáver ve ésto”, o lo que es equivalente, al menos, si no es lo mismo, (que lo dudo): “Esta foto es lo que ve un cadáver”. Y “Esta otra es lo que yo veo”.
Al menos una, de estas dos últimas oraciones, es mentira.
Una interesante reflexión sobre lo que analizamos en esta entrada la realiza el fotógrafo FRANÇOIS BRUNELLE en el proyecto del que ofrecemos una pequeña muestra a continuación
I'M NOT A LOOK-ALIKE!
I'm not a look-alike! is a project to make 200 photos of couples of look-alikes ( doubles, doppelgangers ) around the world and to create an international exhibit and a book with them.
What is a look-alike? A look-alike, or double, or doppelganger is simply put a person whom other people think is another person. In a play written by the latin author Plauto there is such a character whose name is Sosia and that character is mimicked so well by the god Mercury that even Sosia himself is unsure of who is the real himself.
Anthony Hopkins |
Si volvemos al discurso de Scruton, nos encontramos ante el Kantiano razonamiento que afirma que “el cuadro ideal no tiene por qué presentar una apariencia idéntica a la de su asunto [....], no es necesario que el artista se esfuerce por presentar una copia exacta de la apariencia del mismo”. Esta afirmación me lleva a detenerme aquí y preguntarme: ¿qué es una apariencia exacta? ¿no es acaso la apariencia una copia de una fracción espaciotemporal de la esencia? Y más si pensamos en un ejemplo como el que escoge Scruton: un retrato (concretamente el del Duque de Wellington). ¿No es factible, acaso, una descripción exacta de un “momento” peculiar y desconocido del objeto (alias sujeto, alias asunto)?.
Frankie Muniz |
david bennent |
mikhail baryshnikov |
david bennent |
El problema del parecido y el reconocimiento de caras es más complejo de lo que pueda parecer, y de hecho, parece ser que tenemos un área cerebral específica para reconocer rostros (los autistas no la tienen igualmente activa, y han de reconocer los rostros como inspeccionarían cualquier otra categoría de objeto).
david bennent |
david bennent |
Anthony Hopkins |
Frankie Muniz |
La existencia de la fotografía ayuda a reforzar estos planteamientos al poder apreciar las sutilezas cambiantes de un mismo rostro en distintos momentos o desde diferentes ángulos.
david bennent |
Y si hemos llegado a este punto desde la imagen animal como paradigma icónico es porque nuestra animalidad condiciona nuestro modo de percibir las cosas, especialmente nuestra propia animalidad, o si lo prefieren, espiritualidad.
mikhail baryshnikov |
Percepción Facial . (Manzanero, A.L. (2010): Procesos cognitivos en el reconocimiento de caras. En A.L. Manzanero, Memoria de Testigos (pág. 131-146). Madrid: Ed. Pirámide.
(Extraído de la Página de docencia de la asignatura de Psicología de la Percepción. Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.Profesor Antonio L. Manzanero.)
¿Qué
procesos intervienen en la percepción de una cara? ¿Percibir una cara
es lo mismo que percibir un objeto cualquiera? ¿Por qué los testigos
usualmente recurren a rótulos generales o únicamente describen los
rasgos más sobresalientes cuando se les pide que describan a una
persona? Los estudios en Psicología de la Percepción pueden aportarnos
algunas respuestas a estas preguntas.
david bennent |
Específicamente
para la percepción de caras, Bruce y Young (1986) propusieron un
modelo general que abarca desde el instante en que se ve un rostro
familiar hasta su reconocimiento y la evocación de su nombre. La
primera fase consistiría en la codificación estructural de las
características faciales que permitirá la construcción de una
representación visual.
Para ello, el sujeto realizaría un
análisis simultáneo y en paralelo de diferentes tipos de información
facial: a) de la apariencia facial o patrón facial que implica la
identificación del estímulo visual como perteneciente a la categoría de
las caras; b) de las características particulares del rostro y su
distribución espacial particular mono-orientada que permitirán
reconocer semejanzas o diferencias entre rostros; c) de las expresiones
faciales; d) del lenguaje facial: movimientos orolinguofaciales,
lectura labiofacial.
Frankie Muniz |
Figura 1. Modelo de reconocimiento de caras de Bruce y Young (1986)
La
segunda fase implica el reconocimiento facial, a partir de la
representación generada, mediante su comparación con las huellas de
memoria de caras previamente aprendidas y almacenadas. En el caso de que
se encuentre una huella de memoria facial de configuración similar a
la representación se produce un sentimiento de familiaridad y se activa
el acceso a su reconocimiento. Esta tarea es realizada por las unidades de reconocimiento facial que
serían un almacén de las huellas de memoria de caras previamente
conocidas y que establecen una conexión entre la representación y la
memoria semántica o nodos de identidad personal.
Anthony Hopkins |
El
siguiente paso, sería la activación de la memoria semántica relativa a
las personas. El sentimiento de familiaridad producido por el
reconocimiento del rostro sólo nos asegura que la cara que vemos ha sido
previamente conocida. Por ello, es necesaria la activación del nodo de
identidad personal para acceder a las memorias semánticas relativas a
la persona que vemos (profesión, lugar y época en que la conocimos,
dónde vive, etc).
Una
vez generada la representación facial, despertado el sentimiento de
familiaridad, hecho el reconocimiento facial y activada la memoria
semántica sólo queda acceder al nombre. Para ello se requiere la
activación del sistema léxico. A la activación de la representación
verbal se puede acceder a partir de la representación mnésica visual (el
rostro) o de cualquiera de las representaciones semánticas del nodo de
identidad personal. Finalmente, el acto de reconocimiento queda
completado por la realización articulatoria del nombre seleccionado.
mikhail baryshnikov |
Frankie Muniz |
david bennent |
david bennent |
david bennent |
Esta
variabilidad de las caras las confiere una cualidad que las distingue
de cualquier otro estímulo, de cualquier otro objeto. Así, las teorías
que tratan de explicar qué procesos cognitivos intervienen en la
percepción de un objeto no parecen ser suficientes para explicar la
percepción de una cara. Para explicar cómo se perciben los objetos,
Treisman (1986, 1993) propuso la Teoría de Integración de Características en
la que la percepción de un objeto se basaría en la percepción de las
primitivas o unidades básicas del objeto en cuestión en una primera fase
preatencional, para después integrar esos componentes y dotarles de
significado comparándoles con los prototipos de objetos que conocemos
(un camión), para por último identificarlos como objetos singulares (el
camión de mi vecino).
Anthony Hopkins |
david bennent |
Figura
2. Resonancia magnética funcional (RMf) que muestra la localización de
las áreas cerebrales implicadas en la percepción facial (Rossion y
cols., 2003).
Biederman (1987) desarrolló una propuesta parecida a la de Treisman
(1986) salvo que las formas básicas sería volumétricas o
tridimensionales, a las que denominó geones. Cilindros, conos,
pirámides, etc. serían los componentes básicos de esta propuesta. Según
Biederman la percepción de los objetos comenzaría con el reconocimiento
de sus componentes (geones). Los geones se caracterizarían por ser
identificables desde diferentes perspectivas debido a que contendrían
propiedades invariantes para el sistema visual y por lo tanto serían
discriminables unos geones de otros desde distintos puntos de vista.
Además, estableció su resistencia al ruido visual; esto es, aún estando
parcialmente enmascarados seríamos capaces de reconocerlos.
Anthony Hopkins |
De
acuerdo con estas propuestas, la pregunta clave sería si la cara como
un todo podría considerarse un elemento básico susceptible de
facilitación en su procesamiento por estructuras neurológicas
específicas o si los elementos básicos son los rasgos que componen la
cara. Algunos datos podrían apuntar en la dirección de que el elemento
básico podría ser la cara como un todo: la existencia de neuronas
específicas para el procesamiento de información facial y el hecho de
que podamos reconocer una configuración muy básica de cara como tal.
Procesamiento holístico o por rasgos
Podríamos
considerar dos posibles estrategias diferentes al codificar una cara:
a) rasgo a rasgo, de acuerdo con un esquema previo (Penry, 1971); o b)
de forma global u holística y no procesando sus rasgos específicos por separado (Kuehn, 1974).
Figura 3. Algunos rasgos faciales por separado.
Anthony Hopkins |
Figura 4. Las caras se percibirían de forma holística.
Heering,
Houthuys y Rossion (2007) también encontraron que el procesamiento de
las caras se veía facilitado en comparación con el procesamiento de un
objeto, efecto que desaparecía cuando se presentaban caras mal
alineadas (ver figura). Además, establecieron que la capacidad para
percibir las caras de un modo holístico se desarrolla con la edad, y
parece ya consolidada a la temprana edad de 6 años. Estudios con niños
diagnosticados de autismo (López, Donnelly, Hadwin y Leekam, 2004)
muestran que su déficit en la integración de información les podría
impedir la percepción holística, y una muestra de ello es que no les
afectan variables como la descomposición de las caras en rasgos, su
desalineación o inversión respecto a la posición normal.
Figura 5. Ejemplo de estímulos de caras bien alineadas y mal alineadas del experimento de (Heering, Houthuys y Rossion, 2007).
Figura
6. Puntuaciones medias en sujetos de diferentes edades al procesar
caras mal alineadas (adaptado de Heering, Houthuys y Rossion, 2007).
En
la misma dirección apuntaron los datos obtenidos en una investigación
que realizamos en la Universidad Complutense de Madrid (Arévalo,
Barrio, Blanco y Manzanero, 2007) donde se evaluaba la identificación
holística o por rasgos al procesar una cara. En la condición holística
se presentaron 10 secuencias de 6 caras cada una, para a continuación
mostrar una cara para discriminar si estaba presente en la secuencia
anterior. En la condición por rasgos se presentó una cara y seguidamente
6 ejemplos de cada rasgo para identificar el correspondiente a la
imagen previa. Los resultados mostraron que el reconocimiento holístico
incrementa la probabilidad de aciertos en comparación con el
reconocimiento por rasgos (89% vs. 66%), aunque no difieren en la
probabilidad de falsas alarmas (8% vs. 6%). Los resultados más
llamativos fueron que el reconocimiento holístico facilitaba la
discriminabilidad respecto al reconocimiento por rasgos (d’=4.83 vs.
d’=2.26), al tiempo que favorecía respuestas más conservadoras (los
sujetos tienden al NO) mientras que en el reconocimiento por rasgos los
sujetos tienden a respuestas más liberales (ß=33.65 vs. ß=0.44).
Figura 7. Porcentaje de aciertos para las condiciones por rasgos y holístico (Arévalo, Barrio, Blanco y Manzanero, 2007).
Figura
8. Puntuaciones de discriminabilidad (d’) para las condiciones por
rasgos y holístico (Arévalo, Barrio, Blanco y Manzanero, 2007).
Figura
9. Puntuaciones del criterio de respuesta (β) para las condiciones por
rasgos y holístico (Arévalo, Barrio, Blanco y Manzanero, 2007).
John Cassavettes |
Leonard Cohen |
No
obstante, algunos autores (por ejemplo, Bruce, 1988) proponen que lo
más útil para identificar a una persona podría ser un método sintético
que implicaría un análisis del conjunto de la cara como un todo y de los
rasgos relevantes de la misma. En esta dirección, diferentes
investigadores proponían que la percepción de caras se realizaría
mediante un procesamiento en paralelo, de forma que todos los rasgos se
percibirían simultáneamente (Bradshaw y Wallace, 1971). El
reconocimiento posterior se realizaría mediante rasgos faciales y
holísticamente (Mathews, 1978). Si el proceso fuera como en el caso de
la percepción de objetos, siguiendo las propuestas de Treisman (1986) o
Biederman (1987) este procesamiento dual se daría en fases diferentes.
En primer lugar se procesarían los rasgos y en una segunda fase la cara
como un todo.
John Cassavettes |
Figura 10. Intente reconocer los rasgos de la cara de la figura 4 sin volver atrás.
Procesamiento conceptual
Al Pacino |
Al Pacino |
Pero
es más, el procesamiento de una cara es muy distinto al procesamiento
de un objeto cualquiera y parece que se realiza de una forma mucho más
conceptual. Patterson y Baddeley (1977) diseñaron un experimento donde
los sujetos utilizaban a) una estrategia de análisis de características
para cada una de las caras presentadas (narices grandes o
pequeñas...), o b) evaluaban cada cara en términos de dimensiones
semánticas de personalidad (agradable o desagradable...).
Los resultados mostraron que los
sujetos que habían categorizado las caras en términos de
características de personalidad discriminaban más efectivamente las
caras que los que las habían categorizado en términos físicos.
Sin embargo, no parece que sea
efectivo para mejorar el reconocimiento enfatizar una estrategia
conceptual. En este sentido, Baddeley y Woodhead (1983) no encontraron
diferencias cuando a los sujetos se les proporcionaban datos
biográficos de las personas a identificar en comparación con
proporcionar sólo su nombre, por lo que concluyen que dar una
descripción detallada y rica de la personalidad de la persona no parece
tener efecto sobre el posterior reconocimiento.
Dustin Hoffman |
John Cassavettes |
Leonard Cohen |
Por
otro lado, algunos datos (Sporer, 1989) indican que los sujetos que
intentaban visualizar las caras sobre la base de sus descripciones
verbales, y podían utilizar sus propias notas sobre las caras como un
reconocido indicio de recuperación, realizaban peor la prueba de
reconocimiento que los sujetos que simplemente intentaban visualizarlas
antes de la prueba de reconocimiento. Estos resultados apuntarían una
ventaja del procesamiento visual de caras sobre el verbal, que podría
ser debido a la carencia de descripciones verbales distintivas
utilizadas por los sujetos. Este argumento se ve apoyado por los
protocolos de los sujetos en la fase de codificación que contenían
descripciones verbales generales no distintivas (“pelo largo”, “parece
un sacerdote”, “parece viejo”, etc.). Aunque, en otras investigaciones
(Lyle y Johnson, 2004; Manzanero, López y Contreras, en revisión) se ha
encontrado que describir la cara de la persona objetivo reduce las
falsas alarmas (más adelante nos centraremos en el efecto de la
descripción previa sobre el reconocimiento posterior).
Figura
11. Diferentes rasgos faciales utilizados en las investigaciones sobre
el procesamiento por rasgos obtenidos del programa FACES para la
construcción de retratos robot. En el ejercicio anterior la respuesta
correcta para todos los rasgos es la a).
Percepción de caras y frecuencia espacial
Desde
un punto de vista visual una cara no sería más que un patrón
determinado de distintas intensidades de luz. De este modo, podríamos
analizar una cara por la diferente orientación, frecuencia y amplitud de
sus componentes. La capacidad de distinguir los rasgos de las personas
a distinta distancia y con distintos grados de iluminación estará en
función de la frecuencia y el contraste de los rasgos, y la sensibilidad
que el testigo tenga para la combinación de ambas dimensiones en lo
que se denomina como la función de sensibilidad al contraste (FSC).
Cuanto más grande sea la distancia a la que se presenta la persona a
identificar mayor será la frecuencia espacial, cuanta menos iluminación
menor será el contraste; por lo tanto, el incremento de la distancia y
el decremento de la iluminación disminuyen la posibilidad de percibir
algunos rasgos faciales.
Leonard Cohen |
Dustin Hoffman |
Figura
12. Función de sensibilidad al contraste, donde se han representado
distintos canales para el procesamiento de cuatro rangos de frecuencia.
Las imágenes muestran qué frecuencias analiza cada canal y su
repercusión en la percepción facial. La suma de todas ellas daría lugar a
la percepción del estímulo original.
¿Habría entonces algunas frecuencias que actuarían a modo de ruido
dificultando la identificación de una cara? Harmon y Julesz (1973)
encontraron que cuando a las caras sometidas a un filtro de paso bajo de
banda se les añadía frecuencias cercanas en el espectro se interfería
en su reconocimiento más que cuando se añadían frecuencias más lejanas y
por lo tanto más altas. Estos resultados llevaron a Harmon y Julesz a
proponer la existencia de una frecuencia crítica para la identificación
de caras. Según Tieger y Ganz (1979) las frecuencias espaciales
intermedias serían la clave. Utilizando imágenes de caras de 10 ciclos
por grado de ángulo visual, las máscaras de enrejados sinusoidales de
2.2 ciclos interferían más que enrejados de mayor y menor frecuencia.
Figura
13. La imagen de arriba se ha manipulado con un filtro de frecuencias
de paso bajo (izquierda), de paso de banda (central) y de paso alto
(derecha).
No
obstante, han surgido algunas opiniones en contra de estos resultados.
Según Riley y Costall (1980) no habría un rango de frecuencias crítico
para la identificación de caras dado que cualquier ancho de banda
debería establecerse no en ciclos por grado de ángulo visual, sino en ciclos por cara. Sergent
(1986) argumentaba que además los resultados de los trabajos sobre la
frecuencia espacial dependían del tipo de tarea que se pidiera a los
sujetos, lo que le llevó a concluir que el papel de la información
procedente de una cara será relevante en función de la tarea que se
solicite a los sujetos. En este sentido, podemos hipotetizar que
probablemente una estrategia holística sería adecuada para la
identificación de una cara, sin embargo, una estrategia basada en
procesar los rasgos podría ser adecuada para una descripción física de
la misma y el uso de técnicas de generación de retratos-robot. Así
podría indicarlo el hecho de que una reciente investigación realizada
con policías y civiles (Manzanero, Grandes y Jódar, 2009) mostrara que
los primeros son mejores que los segundos al describir, pero tan malos
como estos al identificar, lo que indica una disociación entre los dos
tipos de tareas.
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Dustin Hoffman |
Dustin Hoffman |
Eva Santolaria |
David Hyde Pierce |
Eva Santolaria |
David Hyde Pierce |
Eva Santolaria |
Otra noticia curiosa al respecto, y muy directamente relacionada con la tecnología fotográfica, es digna de ser publicada en este post:
La aplicación de móvil que adivina tu edad con una foto
Por Néstor Parrondo | Tecnología y redes – lun, 7 may 2012 10:01 CEST
La
ultra manida (y ultra torpe) técnica de calcular a ojo la edad de la
persona a la que se quiere conquistar está a punto de sufrir una vuelta
de tuerca tecnológica. La culpa la tiene una aplicación que adivina los
años que tiene una persona con tan solo analizar una foto suya.
El invento se lo tenemos que agradecer a Face.com,
una empresa israelí que ofrece servicios de reconocimiento facial a
otras páginas web y empresas. Su software ha sido utilizado para
reconocer personas en cerca de 41 mil millones de fotos. En los últimos
tiempos, está compañía se ha asociado con Facebook para ofrecer un
polémico servicio: el reconocimiento de caras de amigos para que sean
automáticamente etiquetados en Facebook, una opción que muchos
consideran digna de una distopía.[Relacionado: Facebook se queda con tu cara]
Pero no nos perdamos en discutir si este tipo de aplicaciones son más o menos éticas, morales o legales; volvamos a la aplicación que adivina la edad. Sus creadores han creado un algoritmo que es capaz de desentrañar determinados aspectos de la foto de un rostro, como la posición de los ojos, los músculos, la cantidad de arrugas que tiene o la suavidad de su piel para dar un resultado. El programa no da un número exacto, sino que muestra un rango de edad aproximado: la edad mínima que cree que debe tener, la máxima y la estimada. Así, las probabilidades de acertar se multiplican.
Para crear este invento, los ingenieros han tenido que introducir en la base de datos de sus ordenadores cientos de miles de fotos de personas y junto a ellas, la edad que tenían los sujetos en ese momento. A partir de ahí, el algoritmo de la aplicación encontró una serie de correlaciones entre los rasgos anteriormente descritos (arrugas, posición de los ojos) y la edad. De esta forma, puede 'deducir' este dato de caras nuevas.
Este servicio, además, está disponible para otros desarrolladores y no para usuarios. Así, los que quieran probara el invento, tendrán que esperar a que por ejemplo Facebook añada esta función o a que una compañía (por ejemplo, una marca de cosméticos) monte una campaña de publicidad en Internet basada en esta curiosa aplicación
Pantallazo de la aplicación en funcionamiento (face.com)
¿Para qué podría servir?
Este sistema podría ser de gran ayuda para por ejemplo evitar que pérfidos adultos puedan acceder a chatear con menores. Podrían ser reconocidos como demasiado viejos y automáticamente expulsados. Y, por supuesto, para evitar que menores puedan visitar webs con contenido adulto o inadecuado o que quieran comprar determinados productos como tabaco o alcohol en máquinas.
Face.com no es, de todas maneras, un servicio 100% efectivo, pero cuando lo sea es muy probable que diferentes páginas web que ahora piden contraseñas a sus usuarios adopten sistemas de seguridad basados en el reconocimiento facial.
Y hay más. Porque el desarrollador anunció el año pasado que su software es capaz de reconocer cuándo una persona está feliz, ansiosa o triste analizando una imagen de su rostro. Esta información se podría utilizar para que nuestro ordenador pudiera ofrecernos de forma automática contenidos alegres para animarnos en caso de que notase a través de la webcam que estamos tristes, o sosegarnos con música si percibe que estamos nerviosos.
Un curioso experimento de percepción visual de rostros:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=py0aFi-3KSQ#!
Uno de los lemas lanzados hace años por el grupo poético Rompente, encabezado por el polifacético Antón Reixa, tenía forma de enigmático e irónico acertijo: “si se lle saca unha foto a un cadávere e sae movida ¿Quén ten a culpa? ¿ O fotógrafo ou o cadávere? “ Creo que la respuesta es evidente; el fotógrafo ve, el cadáver no. Hablar del punto de vista de un cadáver, además, es científicamente imposible, a no ser desde el campo de la óptica de sus ojos muertos.
Pero si hago una fotografía y afirmo que en ella veo lo mismo que vi cuando accioné el obturador, es muy fácil que los que me rodean observen la foto y digan: “Es verdad. Es la misma lámpara, la misma silla, la misma ventana con la misma luz”.
Y es más: si retiro el cadáver que había dentro del arcón y lo siento en la silla, puedo rodear su cabeza desde atrás, con mis brazos, y situar la misma cámara ante sus ojos. Puedo disparar. Y, después, a la vista de la copia, comentar:
“Es la misma lámpara, el mismo espejo, la misma luz, la misma mesa. Es lo mismo que el cadáver veía cuando disparé la foto”.
En caso de que un escéptico me comentase, sonriendo, “es mentira, un cadáver no ve nada”, yo, seguramente, abandonaría taciturno la reunión preguntándome qué es lo que ve un cadáver.
Un verbo transitivo y un sujeto imposible. Sintácticamente funciona y, contemplando la foto, pienso que puedo decirme: “Un cadáver ve ésto”, o lo que es equivalente, al menos, si no es lo mismo, (que lo dudo): “Esta foto es lo que ve un cadáver”. Y “Esta otra es lo que yo veo”.
Al menos una, de estas dos últimas oraciones, es mentira.
Una interesante reflexión sobre lo que analizamos en esta entrada la realiza el fotógrafo FRANÇOIS BRUNELLE en el proyecto del que ofrecemos una pequeña muestra a continuación
I'M NOT A LOOK-ALIKE!
I'm not a look-alike! is a project to make 200 photos of couples of look-alikes ( doubles, doppelgangers ) around the world and to create an international exhibit and a book with them.
The photos are in black and white.
Elisa Berst Corinne Barois Paris France 2010 |
What is a look-alike? A look-alike, or double, or doppelganger is simply put a person whom other people think is another person. In a play written by the latin author Plauto there is such a character whose name is Sosia and that character is mimicked so well by the god Mercury that even Sosia himself is unsure of who is the real himself.
Nuno Filipe Mendes Godhino Miguel Gonçalo Costa Silvestre Lisboa Portugual 2010 |
Tamara Stomphorst Sandra Meines Amsterdam Netherlands 2010Retratos simétricos // Symmetrical portraits (by Julian Wolkenstein)Fascinado con esta idea, el fotógrafo e investigador Julian Wolkenstein ha liderado dos proyectos relacionados con el arte de los últimos años que han tratado de explorar las ideas de simetría y belleza, y de desafiar nuestras percepciones de cada uno. Todo comenzó en 2010 cuando Wolkenstein convocó un “grupo de prueba” de modelos a los que retrató “las características faciales específicas y distintas”. Él les pidió que no mostraran ninguna emoción y les fotografió de frente. De cada modelo se produjeron dos fotografías -una que utiliza el lado derecho de la cara como una plantilla a partir de la cual reflejar el otro lado, y viceversa. Se encontró que las dos imágenes producidas eran drásticamente diferentes unas de otras, y de la expresión verdadera del modelo. Wolkenstein escribe en la descripción del proyecto. “¿A qué te pareces? ¿Cuáles son las cosas que hacen que parezcas tu — tus señas de identidad? Si fueras simétrico, te considerarías más guapo, menos, o solo es simplemente extraño? ¿O eres tu al fin y al cabo?” ¿Reconocerías tu propia cara si fuese mostrada perfectamente simétrica? // From flowers to architecture, it is oft been said that there is pleasing beauty in symmetrical design. Fascinated with this idea, photographer and researcher Julian Wolkenstein has spearheaded two related artistic projects in recent years that have sought to explore the ideas of symmetry and beauty and to challenge our perceptions of each. It all began in 2010 when Wolkenstein cast a “test group” of models who portrayed “specific, distinct facial features.” He asked that they display no emotion and photographed them straight on. From each model came two photographs — one which used the right side of the face as a template from which to mirror the other side, and vice versa. He found that the two images produced were drastically different from each other and from the model’s true expression. Wolkenstein writes in the project’s description. “What do you look like? What are the things that make you look like you — your identifying features? If you are made symmetrical, do you consider yourself more beautiful, less so, or is it just weird? Or is it you at all?” Would you recognize your own face if it was rendered perfectly symmetrical? (via: http://www.huffingtonpost.com/) Retratos de soldados antes, durante y después de la guerra // Portraits of soldiers before, during, and after war (by Claire Felicie)// For her project titled Marked, photographer Claire Felicie shot close-up portraits of the marines in the 13th infantry company of the Royal Netherlands Marine Corps before, during, and after their deployment from 2009-2010. She then arranged the portraits into haunting triptychs that show the toll war has on a person’s eyes and face. (via: http://www.petapixel.com/) Gemelos // Twins (by Mary Ellen Mark, 2003)El Dia del Festival de los Gemelos en Twinsburg, Ohio, es un encuentro anual de varios miles de parejas de gemelos, con fiestas y eventos. Me enteré de su exisencia hace varios años y tenía muchas ganas de ir allí para tomar fotos. Mi primer viaje a Twinsburg fue en 1998. Fue una sorprendente experiencia visual y al mismo tiempo, muy extraño y frustrante. Era como si estuviera viendo doble y me sentía un poco aislada por no tener una gemela. En el aeropuerto en mi camino de regreso a Nueva York, recuerdo que pensé lo extraño que era estar rodeado por personas que no eran gemelos. Durante ese primer viaje al Festival de Gemelos, me acerqué al sujeto tanto de una forma documental como fotógrafa de retratos. He trabajado con varios formatos: 35 mm, 2¼, 6×7, y 4×5. Al final, me encontré con que las imágenes que mejor funcionaban eran los retratos más formales, ya sea en formato medio 4×5, debido a los detalles precisos que daba el revelado. Sabía que quería fotografiar a los gemelos de nuevo y cuando pensé en cómo hacer esto mejor, tuve una revelación. La manera más poderosa para fotografiar a los gemelos sería la de utilizar la cámara Polaroid 20×24. Mediante el uso de esta cámara podría mostrar, con lujo de detalles, no sólo cómo se parecen los gemelos, sino las cualidades sutiles que a menudo les hacen muy diferentes.” – Mary Ellen Mark // “I’ve always been fascinated by twins. In my forty years of photographing, whenever there was an opportunity I would take a picture of twins. I found the notion that two people could appear to look exactly alike very compelling. The Twins Days Festival in Twinsburg, Ohio is an annual gathering of several thousand sets of twins with festivities and events. I heard about it several years ago and I very much wanted to go there to take pictures. My first trip to Twinsburg was in 1998. It was an amazingly visual experience and at the same time, very strange and frustrating. It was like I was seeing double and I felt somewhat isolated not being a twin. At the airport on my way back to New York, I remember thinking how bizarre it was to be surrounded by non-twins. During that first trip to the Twins Days Festival, I approached the subject as both a documentary and a portrait photographer. I worked with several formats: 35mm, 2 ¼, 6×7, and 4×5. In the end, I found that the images that worked best were the more formal portraits in either medium format or 4×5 because of the precise detail they revealed. I knew I wanted to photograph the twins again and when I thought about how to best do this, I had a revelation. The most powerful way to photograph the twins would be to use the 20×24 Polaroid camera. By using this camera, I could show, in precise detail, not only how much twins are alike but the subtle qualities that often make them so different.” – Mary Ellen Mark Antes y después, fotografías de corredores // Before and after photos of runners (by Sacha Goldberger)“Quería mostrar la diferencia entre nuestro lado natural y brutal en comparación a cómo nos representamos a la sociedad”, dijo Goldberger. “La diferencia fue muy sorprendente”. // French photographer Sacha Goldberger created an outside studio at Bois de Boulogne, a park located near Paris. From this location he took pictures of runners that agreed to sprint for him and then pose right after for a picture. Goldberger then had these runners come to his professional studio exactly one week later where he asked them to pose the same way they had before. “I wanted to show the difference between our natural and brute side versus how we represent ourselves to society,” Goldberger said. “The difference was very surprising.” (via: http://endurancejunkies.com/) Generación // Generation (by Frauke Theilking)¿Cómo son de parecidos padre e hijo?. El proyecto de la fotógrafa alemana Frauke Theilking llamado “Generación”, observa las similitudes y diferencias entre las generaciones. Cada foto empareja a padres y niños, ya sea una combinación de madre/hija, o padre/hijo, uno junto al otro. Careciendo de un fondo elaborado, las fotos de Theilking centran la atención del espectador sobre los sujetos, los cuales no visten ninguna prenda que distraiga. Mirando las dos figuras, son evidentes (sin doble sentido) las semejanzas y lagunas. En muchas de las imágenes, sientes como si mirases a una pantalla dividida de la misma persona en diferentes etapas de su vida. // How similar are parent and child? German photographer Frauke Theilking’s photo project called “Generation” observes the similarities and differences between generations. Each photo pairs a parent and child, either a mother/daughter or father/son combo, side by side. Devoid of an elaborate background, Theilking’s photos focus the viewer’s attention on the subjects, who themselves aren’t wearing any distracting clothing. Looking at the two figures, there are apparent (no pun intended) likenesses and gaps. For a lot of the images, it feels like looking at a split-screen of the same person at different stages in their life. (via: http://www.mymodernmet.com/) Albinos (by Gustavo Lacerda)En el este de África, algunas personas creen erróneamente que las partes del cuerpo de las personas con albinismo tienen poderes mágicos, lo que lleva a la muerte y mutilación de miles de personas. Los distribuidores pueden ganar hasta $75.000 por un conjunto de extremidades desmembradas, que son tejidas en el pelo y ropa como baratijas de buena suerte. Jugando con las poses, la luz y la saturación, Gustavo Lacerda crea una belleza etérea donde se acopla la paleta bañada por la luz de una realidad más oscura. // Brazilian Photographer Gustavo Lacerda’s series “Albinos” blends biology, aesthetics and folklore in the striking collection of light-saturated photos. Albinism is a hereditary condition resulting in the absence of pigment in hair, skin and eyes, which can lead to serious vision problems — even blindness. In the United States, passersby might pause to stare, but outside the country the fate of albinos can be even crueler. In East Africa, some people mistakenly believe that body parts from people with albinism have magic powers, which lead to the murder and mutilation of thousands. Dealers can make up to $75,000 on a set of dismembered limbs, which are weaved into hair and clothing like good luck trinkets. Toying with poses, light and saturation, Gustavo Lacerda creates an ethereal beauty where the light-drenched palette is coupled with a darker reality. (via: http://www.huffingtonpost.com/) Retratos genéticos // Genetic portraits (by Ulric Collette)(via: http://www.gran-angular.net/) // The Canadian photographer and graphic designer Ulric Collette, with his project ‘Genetic Portraits “has decided to take the members of two families, portraying their faces and make a montage between the photographs of them, to discuss and highlight the features and similarities between its members. And so, he decided to mix half of the face of a mother with her daughter, or a brother with his sister or a father with his son. Below are the photographs that make up the first part of this curious project, which the author claims that process continues.
Madre//Mother (Francine, 56) – Hija//Daughter (Catherine, 23):
Hermanas//Sisters (Catherine, 23) – (Veronica, 29):
Hija//Daughter (Veronica, 29) – Madre//Mother (Francine, 56):
Hermana//Sister (Karine) – Hermano//Brother (Dany):
Hermanos//Brothers (Christopher, 30) – (Ulric, 29):
Padre//Father (Laval, 56) – Hijo//Son (Vincent, 29):
Padre//Father (Denis, 53) – Hijo//Son (William, 28):
Hermanas Gemelas//Twin Sisters (Laurence, 20) – (Christine, 20):
Hermanos//Brothers (Matthew, 25) – (Ulric, 29):
Hijo//Son (Nathan, 7) – Padre//Father (Ulric, 29):
Rejuvenecimiento y envejecimiento digital. Muestras de la práctica Fotográfica Coordinada por Mafa Alborés en el contexto de la EASD Serra i Abella (Hospitalet de Llobregat). Rejuvenecer digitalmente un rostro joven significa infantilizarlo, estudiar los cambios estructurales del cráneo y las proporciones de los rasgos faciales. Un buen recurso para el envejecimiento digital es recurrir a una fotografía de un rostro similar (mejor cuando el parecido es familiar o genético) con iluminación semejante en angulación, calidad, contraste y color. Próximamente actualizaré y aumentaré el número de ejemplos ya sea en esta misma entrada o en una dedicada específicamente a este proyecto llevado a cabo con mis alumnos de Fotografía. |
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