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martes, 29 de marzo de 2016

(naturaleza muerta y fotografía II) Arte, ética y animales. Taxidermia reivindicativa de Kimberly Witham.


Kimberly Witham


Kimberly Witham


Todavía con el reciente comentario sobre las fotografías de Emma Kisiel a cuestas, constatamos, como en los  numerosos ejemplos que la artista americana ofrece en su página The Muybridge's Horse, una gran cantidad de artistas norteamericanos que recurren a la tentadora magia de combinar fotografía y taxidermia para crear imágenes de gran carga simbólica y atávico atractivo, que responden a la curiosidad documental de los registros gráficos naturalistas y de los bodegones con piezas de caza de la pintura barroca, en las que los animales se convierten en objetos particulares en tanto que paradójicos objetos inanimados. Las plantas y los animales muertos son un anclaje icónico con la pérdida de la naturaleza. El arte contemporáneo parece volcarse en múltiples manifestaciones a servirse de un nuevo y radical concepto de Naturaleza Muerta y no creo que sea señal de nada positivo, aunque mi papel de cronista de vocación neutral se torne tan endeble ante la tentación de ser agorero.
Descubrí a Emma Kisiel y su Caballo de Muybridge, así como sus propias fotografías de animales atropellados tras haber descubierto un comentario de National Geographic, a cargo de Becky Little, sobre el peculiar trabajo de puesta en escena fotográfica de Kimberly Witham, a quien pensaba dedicar una primera entrada dedicada a retomar nuestras selecciones sobre Naturaleza Muerta y Fotografía, o trabajos artísticos con animales muertos. La relevancia del trabajo divulgativo y aglutinador de Kisiel desde su web me hizo adelantar su comentario como introducción a esta renovada serie de trabajos necrozooartísticos. Sin embargo, es justo retomar dicha serie con Kimberly Witham porque ha sido tal vez la más suscitadora de polémica, recientemente, por defenderse de las críticas éticas por el uso y cosificación de animales muertos arguyendo, precisamente, que su intención es ética y pretende dignificar el destino final de los restos mortales de animales muertos accidentalmente o para ser consumidos como alimento. La artista remarca, no obstante, su preferencia por la utilización de hallazgos de carretera como si su implícita e injusta fatalidad hiciesen más triste o indigna la situación de dichos despojos, todavía un reflejo del sentido y carácter de las formas animales concretas cuando todavía gozaban de vida y sentido.
Tal vez nos hallemos ante el advenimiento de un nuevo arte funerario animal y vegetal que en definitiva, con su belleza no hacen sino recordarnos nuestra indiferencia ante la muerte ecológica que provocamos. Lo paradójico del susnto es que la existencia de este tipo de arte no hace sino acentuar la indiferencia de la que se supone pretende huir.
No lo veo claro, pero mentiría si no reconociese el carácter conmovedor o rotundamente estético de muchas de las imágenes que ahora os ofrecemos.

A continuación, un extracto traducido del artículo orginal de Little para National Gographic y una recomendación para visitarlo en su enlace correspondiente para disfrutar de más imágenes y de un interesante documento audiovisual en video.




Haciendo Arte Ético De Animales Muertos.  

La artista de animales atropellados Kimberly Witham ama a los animales-y lo que hace con ellos- como una auto-proclamada "Resurrector Roadkill," Kimberly Witham haoptado por  el uso de animales muertos para crear arte durante unos siete años.Por Becky Little Publicado en febrero 17 de, el año 2016 

El arte de Kimberly Witham no es como los trofeos de animales disecados tradicionalmente asociados a lo que la palabra "taxidermia" por lo general implica.  
En lugar de matar a los animales simplemente para colgar sus cabezas en la pared, Witham recupera los restos de criaturas de carretera ya muertas, crea un retrato o escultura y, a continuación, entierra los restos. Las fotos que toma -muestra en el vídeo de arriba- se ofrecen tan pintorescas que puede que ni siquiera se percaten de que estos animales de aspecto tranquilo en el centro de atención están muertos.

 El arte animal caprichoso no es nuevo. El taxidermista victoriano Walter Potter había creado dioramas de gatitos en una boda y conejos en la escuela, como se destacó recientemente en el curioso libro "El Curioso Mundo de la Taxidermia de Walter Potter" (Walter Potter’s Curious World of Taxidermy). También estaba interesado en lo que algunas personas llaman hoy "taxidermia pícara", en la que los artistas crean animales que no se encuentran en el mundo natural (como los jackalopes). En el museo de taxidermia de Potter en Bramber, Sussex, los visitantes pudieron ver gatitos y corderos con patas y cabezasintercambiadas.





  


 Los ratones muertos reciben segunda "Vida"
   
 

La torsión de un artista a la taxidermia borra las fronteras de la Humanidad. Una de las diferencias entre la taxidermia victoriana y la contemporánea es la preocupación por el bienestar de los animales. Aunque Witham es un fan del trabajo de Potter, ella escribe que "preferiría no preguntar de dónde se obtendría tal número de gatitos muertos." 



Muchos taxidermistas contemporáneos quieren asegurarse de que los animales con los que trabajan no murió por amor al arte. Witham hace esto utilizando sólo las muestras que se encuentra en los alrededores, pero hay muchas otras maneras de encontrar animales muertos obtenidos de forma ética."Absolutamente nada de lo que he hecho fue matando por el bien de la taxidermia," dice la artista Amber Maykut, que enseña clases de taxidermia, en el Museo de Anatomía Mórbida en Brooklyn. "Muchas de las cosas a pequeña escala que utilizo son animales de alimentación. Los compro ya muertos y congelados, y están destinados a alimentar a mascotas como serpientes o  lagartos ... Así que por lo general lo que hago es usar la piel de los animales y el pelo, y luego le doy la canal a mis amigos que tienen mascotas o animales como grandes serpientes "."Se puede obtener conejos y codornices y patos y todo tipo de animales como suministro carnicero que siguen siendo", continúa. La artista también se sirve de sobras "de la industria de la moda / prendas que no bastan para vender a Burberry al tratarse de un cuello de piel o algo por el estilo."El uso de materias primas que de otra forma no sería utilizada no es sólo éticas sino prácticas e incluso útil. Witham también piensa que hay un componente espiritual en lo que está haciendo con estos restos."Siento que de alguna manera, estoy tomando estos animales y los muevo de un lugar en el que por desgracia han sido asesinados; están donde no van a seguir siendo atropellados por un coche e intento en última instancia, darles un final respetuoso ," dice. "Así que podría inmortalizarlos en una fotografía o tal vez su piel en taxidermia, pero luego enterrarlos en el bosque. Y me gusta pensar que eso es un final mejor para ellos"
















































http://www.kimberlywitham.com/kimberly_witham/Kimberly_Witham.html

http://news.nationalgeographic.com/2016/02/160217-video-taxidermy-art-animals-death-ethics/


Making Ethical Art From Dead Animals

Roadkill artist Kimberly Witham loves animals—and the things she makes with them.


Kimberly Witham’s roadkill art isn’t like the traditional stuffed animal trophies the word “taxidermy” usually implies. Rather than killing animals just to hang their heads on her wall, Witham recovers the roadside remains of already-dead critters, creates a portrait or sculpture, then buries the remains. The photos she takes—shown in the video above—look so quaint that you might not even realize that those peaceful-looking animals in the center are dead.
Whimsical animal art isn’t new. The Victorian-era taxidermist Walter Potter created dioramas of kittens at a wedding and rabbits at school, recently highlighted in the book Walter Potter’s Curious World of Taxidermy. He was also interested in what some people today call “rogue taxidermy,” in which artists create animals that aren’t found in the natural world (like jackalopes). At Potter’s taxidermy museum in Bramber, Sussex, visitors could see kittens and lambs with added legs and heads.
One of the differences between Victorian and contemporary taxidermy is the concern with animal welfare. Although Witham is a fan of Potter’s work, she writes that she “would rather not ponder where one would obtain such a vast number of dead kittens.” Many contemporary taxidermists want to make sure that the animals they work with didn’t die for the sake of art. Witham does this by only using specimens that she finds outside, but there are many other ways to find ethically-sourced dead animals.
“Absolutely nothing I have ever done was killed for the sake of taxidermy,” says artist Amber Maykut, who teaches taxidermy classes at the Morbid Anatomy Museum in Brooklyn. “A lot of the small-scale stuff that I use are feeder animals. I buy them already deceased and frozen, and they’re meant to be fed to your pet snake or lizard … So usually what I do is I skin the animals and I take the fur, and then I give the carcass to my friends who have pet snakes or large animals.”
“You can get rabbits and quail and duck and all kinds of animals as butcher remains,” she continues. She also gets scraps “from the fashion/garment industry that [are] not good enough to sell to Burberry to be a fur collar or something like that.”
Using raw materials that would otherwise go unused isn’t just ethical, practical, and DIY. Witham also thinks that there’s a spiritual component to what she is doing with these remains.
“I feel like in some way, I am taking these animals and moving them from a spot where they’ve unfortunately been killed—they’re not gonna keep getting run over by a car—and I try ultimately to give them a respectful end,” she says. “So I might immortalize them in a photograph or perhaps their skin in taxidermy, but then I bury them in the woods. And I like to think that that’s a better end for them.”
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